No es fácil hablar de las organizaciones o empresas, pues son tan diferentes como comparar a dos tipos de personas. Por lo general se pueden establecer elementos en común, agrupar según un factor (como clientes, productos que ofrecen, mercados en que compiten u otro similar), establecer modelos que entregan respuestas al actuar ante circunstancias determinadas... sin embargo la gestión que deben implementar seguirá dependiendo de cada detalle que hace única a la empresa.
Hay un elemento que es fundamental y que lo he mencionado en algunos artículos anteriores (como en "Los tres ejes del equilibrio organizacional") y es el pensar en las empresas tal como si fuese una persona en su forma de actuar y sentir. Las organizaciones tienen vida y eso es un elemento clave para entender su operación.
Por ejemplo, ¿qué ocurre cuando una persona tiene una vida tranquila, sin problemas ni cosas que cambiar? Lo más probable es que en los primeros días sentirá una plenitud importante, por lo que estará calmado y disfrutará de sus días. Sin embargo conforme avance el tiempo comenzará a inquietarse al ver que no hay nada nuevo, por lo que caerá en la monotonía y de a poco terminará en un estado de depresión. Exactamente los mismos efectos se aplican a una organización que no enfrenta nuevos desafíos..
Por ejemplo, ¿qué ocurre cuando una persona tiene una vida tranquila, sin problemas ni cosas que cambiar? Lo más probable es que en los primeros días sentirá una plenitud importante, por lo que estará calmado y disfrutará de sus días. Sin embargo conforme avance el tiempo comenzará a inquietarse al ver que no hay nada nuevo, por lo que caerá en la monotonía y de a poco terminará en un estado de depresión. Exactamente los mismos efectos se aplican a una organización que no enfrenta nuevos desafíos..
¿Alguna vez ha pensado en la posibilidad de vivir en un mercado ideal? Me refiero a que no existan amenazas que puedan provocar la debacle de su organización; o que la competencia sea leal por lo que no tendrá problemas para enfrentar los cambios de su entorno; ¿o imagina que sus clientes se mantuviesen fieles independiente de las acciones que lleve a cabo? Claramente esto no existe, sin embargo al ponernos en esa situación estaremos de acuerdo en que se volvería extraño querer realizar cambios en la empresa: pues haga lo que haga el resultado será el mismo.
Lo extraño es que a pesar de que este tipo de mercados ideales no existen, de todas formas podemos encontrar empresas en donde prefieren hacer nada y seguir teniendo los mismos resultados.
¿Qué ocurre cuando nos sentimos en una posición cómoda en la competencia?
El primer efecto es que la alta dirección tiende a relajarse, pues estima que no es necesario efectuar grandes inversiones para ganar terreno en el campo de acción. Y una consecuencia potente, es que si me siento tranquilo dejo de plantearme desafíos... con ello se disminuyen o eliminan los presupuestos de Innovación o Desarrollo. Un efecto secundario, es que comienzo a aumentar el control en las personas y los recursos, por lo que deseo incrementar la rentabilidad sin vender más unidades o a un mayor precio (elementos básicos de Producción). Finalmente el equipo humano ve como disminuyen las proyecciones laborales (ascensos o capacitaciones) y el desarrollo profesional (estudios enfocados a otorgar más herramientas para trabajar).
Normal es ver este tipo de situaciones en empresas que enfrentar crisis internas o por políticas macroeconómicas del país donde actúan. Lo más probable es que se preparan para la debacle y por eso evitan realizar inversiones o dar "palos ciegos" en diferentes direcciones. ¿No es una mejor alternativa enfrentar una crisis con mayor creatividad y optimismo?
Propongo entonces que la empresa sea capaz de enfrentar con otra estrategia este tipo de situaciones, en donde permita que los colaboradores generen nuevas iniciativas y sobretodo que se abra la organización a aceptar nuevos desafíos, seguir otros rumbos y buscar motivaciones nuevas en el mercado para establecer objetivos.
El rol principal de la empresa es "satisfacer una necesidad" y el ser humano (independiente del momento en que se encuentre), siempre tendrá al menos una necesidad que requiere ser cubierta. En las crisis hay un montón de solicitudes, incluso en los momentos de auge en donde se desea lograr la autorrealización... Entonces debemos formar organizaciones que todos los días puedan ver más allá de su propio campo de acción, que puedan pensar por sí solas (no sólo por el dueño o jefes sin liderazgo), que presente nuevos desafíos que motiven a los colaboradores para crecer, desenvolverse y presentar soluciones que pueden llegar a ser un gran acierto. Cada cambio lo debemos visualizar como una excelente oportunidad para crecer, evitar la monotonía, concentrarnos en lo que realmente importa y hacer de la actividad diaria un lugar donde quiero trabajar.