Revisando algunas cifras que presenta la SOFOFA (Sociedad de Fomento Fabril) en su página web, menciona que en el año 2005 el 1,3% de las empresas en Chile se catalogaban como Grandes. Visto de otra manera, el 98,7% de las empresas que se desarrollan en el territorio nacional son una Micro, Pequeña o Mediana empresa.
Cuando hablamos de PYME, es el grupo de organizaciones que se clasifica por el Servicio de Impuestos Internos (SII) según el nivel de ventas totales anuales y la cantidad de trabajadores. Pero dicha clasificación no trae muchas certezas al respecto. A modo de ejemplo les puedo indicar que he visto empresas con ventas anuales muy altas (siendo catalogadas como Grandes), sin embargo se manejan con una mentalidad de empresa pequeña y donde su experiencia en el sector de desarrollo no necesariamente los hace más sabios para enfrentar problemáticas del mercado.
Hace poco asistí a un seminario para emprendedores, un tema que me apasiona y me motiva. El expositor era un docente de una de las principales universidades de mi país e indicó que bajo su punto de vista personal NO existe una herramienta para asegurar el éxito de una pequeña empresa, ya que la mayoría de las metodologías que se enseñan en la academia están destinadas a preparar indicadores o planes estratégicos para organizaciones con todas sus áreas funcionales bien definidas, presupuestos que permiten aplicar mejoras y recursos a disposición para la toma de decisiones.
Entonces, ¿cómo podemos apoyar a una PYME para que se mantenga competitiva en el mercado?. Tenemos claro que muchas de las herramientas de gestión empresarial tienen un enfoque a las grandes compañías y de cierto modo se pueden adaptar a estructuras más pequeñas, sin embargo hay patrones que deben existir para lograr el éxito:
1. Capacidad de análisis: Los emprendedores y/o propietarios de pequeñas/medianas empresas deben estar en constante búsqueda de respuestas, de este modo les permite mejorar su visión de futuro (ya que pueden reconocer los verdaderos motivos de los problemas actuales).
2. Perseverancia: Esto es algo que nunca debe faltar en este tipo de organización, ya que permite anteponerse a los imprevistos (que generalmente son muchos en este tipo de empresas).
3. Objetividad: Sin duda uno de los puntos más complejos de superar. Por lo general las PYMES nacen de un negocio familiar, con una estructura simple e intentando mejorar la calidad de vida de amigos y cercanos. Como consecuencia, el personal no necesariamente trabaja por méritos propios, las decisiones se toman pensando en el interés personal y no en el de la organización.
4. Proactividad: Para tomar decisiones anticipadamente y evitar actuar cuando los problemas ya se han evidenciado con fuerza.
5. Liderazgo de equipos: Lo he querido denominar de esta forma para hacer la diferencia con la autoridad propia que tiene el cargo. El dueño siempre tendrá esa figura, sin embargo en muchos momentos deberá ceder espacio ante especialistas que le ayudarán a tomar decisiones sobre temas que no manejará en su totalidad. Hay pequeños y medianos empresarios que sientes la obligación de saber todo sobre todas las cosas y por tanto hacen caso omiso a las recomendaciones. Evitan dar signos de debilidad.
6. Confianza: Necesario ara escuchar sus instintos, además de que le ayuda a mejorar las relaciones con su equipo, clientes y proveedores. Es una de las características que permitirá concretar el éxito de la organización.
Lo importante es que cada uno de estos factores son claves para el éxito y son parte integrante entre ellos. La suma de estas claves no obtendrán utilidades y crecimiento por si solos, pero asegurarán la competitividad de la PYME, siendo muy probable que alcancen los resultados esperados.
