viernes, 21 de agosto de 2015

Sistemas de Gestión y el costo de su inversión

A menudo se debate en las organizaciones sobre el costo asociado al implementar un Sistema de Gestión, ya sea de Calidad, Medio ambiente, Seguridad y Salud Ocupacional o un Sistema de Gestión Integrado (SGI o SIG). Sin embargo es complejo pensar en el "costo" asociado de un conjunto de acciones que tienen como objetivo optimizar los procesos y recursos de la empresa. En palabras simples: buscar aspectos negativos sobre un sistema que busca obtener múltiples beneficios.

Una forma lógica de trabajar en base a este sistema es contextualizando tres etapas claves:
a) Diseño del Sistema de Gestión a la medida de la empresa.
b) Validación y aprobación de la alta dirección.
c) Implementación y difusión de políticas, procesos y conceptos básicos del SG.

Si hacemos una comparación entre el ciclo de inversión de un nuevo negocio y la implementación de un SG, al comienzo se requerirá tiempo (percibido por la empresa como horas-hombres o hh) utilizado para: reuniones, entrevistas, difusión de conceptos y un proceso de aprendizaje de todas las áreas jerárquicas de la organización. Precisamente en estas etapas iniciales se espera una baja en la productividad, la cual repuntará una vez que se comience a trabajar en base a procedimientos e instructivos validados.

Entonces, ¿sigue siendo un costo? Si la empresa se dedica a observar sólo esta primera etapa, lo más probable es que sientan que se justifica su pensamiento... pero la tendencia es que al iniciar la puesta en marcha se comienzan a ajustar todas las áreas funcionales de la empresa, se inicia un proceso de ajuste que es capaz de determinar por sí solo aquellos puestos que están sobrevalorados, jefaturas que no tienen repercusión en la empresa, cargos que no deben existir, entre otros conceptos claves que deben ser analizados y ser acompañados de las mejores decisiones para asegurar la viabilidad económica de la organización.

Además de lo anterior, un SG bien implementado y con un análisis correcto, permitirá definir aquellas prácticas que se realizan que no benefician a la empresa, esto es para responder a: ¿cuáles son los procesos claves en donde no podemos fallar?, ¿qué proceso es el que genera mayor productos no conformes? ¿el enfoque que tiene la organización es el indicado?, entre otras recurrentes. Será entonces necesario reconocer si debemos ser excelentes en términos de calidad, o cuidando el medio o a nuestros colaboradores, tal vez a los tres ejes e incluso más... por tanto la alta dirección debe identificar cual de estas directrices es la más relevante o en otras palabras, el cliente o la comunidad espera buen manejo de nuestra organización.

¿Seguimos pensando en los costo y no en una buena inversión?