Es extraño intuir o predecir cómo
actúa la mente humana, pues ante un escenario en común se pueden obtener una
serie de resultados diferentes y contradictorios entre ellos. Partamos como
base de que son las personas quienes administran las organizaciones, y por tal
son sus valores, filosofía e incluso la ética, los elementos que definen las
acciones de la empresa.
Las crisis, sea cual sea su
origen, pueden ser analizadas bajo dos perspectivas: una oportunidad o una
amenaza. Este primer pensamiento es que el delimitará el actuar y las
estrategias que se implementen en las empresas.
“Si mi empresa es afectada por
una disminución en los precios de venta” ¿qué debo pensar? Y luego, ¿qué hacer?
En primera instancia debemos definir cómo enfrentaremos el desafío:
Opción 1: Evitar al máximo la
crisis y buscar soluciones rápidas que nos mantengan con espacio para seguir
operando
Cuando estamos seguros que hay
una amenaza en el medio nos podemos hacer los desentendidos; podríamos hacer
creer al personal que nada malo va a ocurrir; e incluso se puede reestructurar
para atender más rápido las urgencias, pero hay otra alternativa...
Opción 2: Enfrentar la crisis de
frente, prever los posibles efectos y tomar acciones preventivas
Una forma positiva de enfrentar
desafíos es atacar el problema real, ser sinceros con los colaboradores,
clientes y proveedores, de modo que entiendan la situación y se fortalezcan los
lazos de la organización. Cuando una empresa es capaz de sincerarse en forma
interna, está en condiciones reales de solicitar el apoyo de su equipo y es
allí cuando nacen los mayores aportes de cada uno de los individuos que
componen la firma.
De todos modos es bueno pensar,
¿cómo quiero enfrentar el problema? Y al menos ya cuenta con dos posibles
escenarios de respuesta…
Recuerdo que hace unos meses
atrás asistí a una charla de una universidad en donde presentaban un recuento
de los 100 años de la teoría de la relatividad de Einstein. No entraré en
detallar lo teórico, sino el mensaje oculto de la experiencia.
En uno de los momentos complejos
de la vida del destacado científico es que surgen en él las ideas más extrañas
(para la época) e inicia una serie de publicaciones que pronto lo llevan a
alcanzar fama mundial hasta nuestros días. Su crisis comenzó sin que tuviese trabajo,
sin poder cumplir sus sueños de dedicarse profesionalmente a la ciencia, con
pocos recursos y en una situación donde muchos habrían preferido decaer en vez
de sobreponerse. El resultado todos lo conocemos, pero depende de cada persona,
equipo humano o de la filosofía a nivel empresa el mejor camino para buscar
soluciones.